Un Nombre Más Glorioso

¿Alguna vez has pensado, o has dicho: “Ojalá Dios me hablara” o “si sólo pudiera oír Su voz y saber qué decisión tomar o qué quiere que haga?” Bueno, Dios habla, el problema es que no siempre estamos escuchando.

Dios desde el principio de los tiempos habló con Adán y Eva, incluso después de que pecaron, aunque nunca fue lo mismo; Dios también habló a los patriarcas y profetas, pero ahora Hebreos nos dice que Dios nos habla por medio de Su Hijo Jesús. ¡Imagínate el increíble honor de las personas que escucharon a Jesús hablar, enseñar y explicar las Escrituras directamente desde la boca de Dios, que también es la Palabra de Dios!

Jesús en Su encarnación tuvo que cubrir Sus atributos divinos (como Su gloria) de lo contrario dondequiera que fuera nadie habría sobrevivido. La gente lo conocía como un carpintero y un gran predicador; pero era el Rey de reyes y Señor o señores, el Alfa y la Omega, el Rey de la Gloria, el Rey de la Justicia, Era el Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz, Gran Sumo Sacerdote, Salvador de pecadores, Mesías, Cordero de Pascua, León de la tribu de Judá, Hijo unigénito, el Camino, la Verdad y la Vida, la Palabra Eterna de Dios.

¡Este es mi Jesús! ¡Es mi Señor y Salvador y mi Maestro! ¿Lo conoces? ¿Has hablado con él últimamente?

Oh, permítanme hablarte de El… ¡Es realmente IMPRESIONANTE!
 
 
 
 
 
 
 

 Permaneciendo en la Vid

 
Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en Mi no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que de mas fruto. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado. Permanezcan en Mi, y Yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por si mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en Mi. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en Mi y Yo en el, ese da mucho fruto, porque separados de Mi nada pueden hacer.”  
 
¿Alguna vez te has sentido como si estuvieras colgando de una uña?
¡ Bueno, al menos sigues sosteniéndote!
 
Jesús no quiere que “apenas” estemos colgando, El quiere que estemos firmemente unidos en El, pero para que esto suceda necesitamos estar descansando en El, sacando nuestro sustento de El, disfrutando del Espíritu que nos da la vida que fluye a través de nuestro ser para que cuando estemos en  medio de la tormenta no nos vuele.
 
El Padre desea que permanezcamos en Cristo mientras El poda todo las ramas muertas del orgullo, del rencor, de la ira, y  todas esas cositas que nos roban el tiempo para darnos el espacio que necesitamos para crecer en el conocimiento de Jesucristo y en la sabiduría y el entendimiento de Su palabra. Imagínense la dulce abundancia de fruta que crecerá en ti y en mí mientras traemos gloria al Padre.
 
“En esto es glorificado Mi Padre, en que den mucho fruto, y así prueben que son Mis discípulos.” (v.8)
 

Amor Dulce Amor

Febrero es el mes que celebramos el amor… amor dulce y hermoso.

Creo que demasiadas veces nos atrapamos en la idea del “amor” como el mundo lo ve.
 
¿Pero, qué del amor que Dios nos ofrece y colma sobre nosotros? ¿Estamos así de interesados en Su amor? ¿Deseamos Su amor puro, el amor ágape, tanto como el amor romántico? ¿Tú y yo realmente entendemos lo que es el amor? Me atrevería a decir que no, no lo entendemos… a menos que Dios sea nuestro deseo y Cristo nuestro deleite.
 
1 Juan 4:7-8, “amados, amemos unos a otros, porque el amor es de Dios; y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios ES amor.”
 
SÓLO podemos amar si nacemos de Dios y conocemos a Dios. Sólo podemos amar porque Él nos amó primero.
 
1 Juan 4:12-13, “A Dios nunca lo ha visto nadie. Si nos amamos el uno al otro, Dios permanece (vive) en nosotros, y Su amor se perfecciona (es hecho completo) en nosotros. En esto (en el amor Ágape) sabemos que permanecemos en El, y El en nosotros, en que nos ha dado de Su Espíritu.”
 
Sólo podemos amar, verdaderamente amar, a nuestro cónyuge, a nuestra familia, a nuestro “enemigo” e incluso a nuestro Dios, a través de Su Espíritu mientras permanecemos en Cristo y El permanece en nosotros.
 
“El amor es paciente, el amor es bondadoso, no envidia, no se jacta, no es orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda ningún registro de errores (rencor). El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Siempre perdona, siempre confía, siempre espera, siempre persevera, el amor nunca falla.” (1Cor. 13:4-8A).
¡Nos falta mucho para alcanzarlo!
 
Padre Celestial, ayúdanos a amar como Tú amas.
Quedamos tan cortos. Le pido que me ayude para que 1Cor. 13:4-8 sea verdad en mí vida, esto es lo que deseo ser. Que mi amor por Ti aumente y mi amor por las cosas de este mundo disminuya a medida que fije mi corazón para desearte a Ti sobre todas las cosas.
 

¡Amén!